Nada de fórmulas, solo el poder de tus historias.
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Mira, yo tenía un sueño.
Quería ser periodista deportiva antes de ser el personaje de la historia que conoces ahora.

Para ser más específica, yo quería llegar a ESPN.
De hecho: fui a un casting en ESPN como narradora de fútbol.
(Ni siquiera puedo creer que eso pasó).
Jamás en mi vida había narrado.
Había comentado antes tímidamente o hecho resúmenes después de un partido. ¡PERO NARRAR?
Yo solo sabía gritar goles como una loca en una grada o frente al televisor, impensable que lo hiciera como narradora para la televisión.
Esto fue en las oficinas de ESPN, en Buenos Aires. Tenía dos meses de haber llegado al país y sentía que todo mi destino estaba puesto en ese casting.
Me tocó narrar el River Vs. Boca de la final de Copa Libertadores 2018, que ya había sido transmitido. Es decir, podía ver el partido antes del casting y en efecto: lo vi no menos de cinco veces.
CINCO VECES.
Y cuando llegó el día…
Lo hice horrible, hermana.
Se me olvidaron los pocos nombres que me sabía y ni hablar de lo terrible que soy describiendo jugadas.
Pero bueno, yo fingí demencia y salí DIGNA de ese estudio, como si supiera lo que había hecho.
“Gracias. Te vamos a avisar”, me dijeron. Ni una palabra más, ni una menos. Y salí caminando por un pasillo muy largo de paredes blancas y cuadros de diferentes shows del canal.
Menos mal no me quedé esperando que me llamaran…
porque ya te imaginarás que no pasó.
Al poco tiempo, una amiga me recomendó en una agencia de marketing (se dice que renuncié a los dos meses jajaja). Comencé a trabajar y me fui enamorando de contar historias, esta vez para marcas y personas.
Empecé a desarrollar mi trabajo centrado en eso, pero de repente comenzaron a llegar preguntas de personas sobre mi sueño de llegar a ESPN y me sentí una fracasada.
¿Vine a Argentina por el fútbol y ya no me interesaba tanto?
¿Me estaba conformando con el marketing porque era más fácil?
Pasó poco tiempo cuando me di cuenta de que me estaba contando mal mi propia historia.
SÍ, ME ESTABA CONTANDO MAL MI PROPIA HISTORIA.
Quiero decir: si tu historia no te está impulsando hacia adelante, te estás contando la historia incorrecta, querida.
Puede que no podamos decidir muchas de nuestras circunstancias, y no se trata de manipular los hechos, pero sí podemos decidir el significado que le damos.
Podemos decidir LA HISTORIA.
Cuestión que me di cuenta de que el punto en común que tenía lo que me gustaba hacer eran las historias. El fútbol para mí no era un fin en sí mismo, sino un vehículo para contarlas
Y no se trataba de un fracaso, sino de que mi sueño había evolucionado y encontrado otras formas de hacerse realidad.
Con esto llegué a la conclusión de que hay dos tipos de personas:
1) Las que se apropian de su historia y la moldean poderosamente.
2) Las que permiten que circunstancias externas la moldeen por ellas.
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