Si quieres crecer con tu marca y tu negocio, tienes que entender urgentemente esto:
Tu trabajo importa.
Pero no le importa a nadie.
O sea, me explico.
Hay personas que lanzan algo. Un podcast, una web, un servicio, un programa, un retiro. Lo que sea.
Y en la promoción salen a decir: “Me hace mucha ilusión lanzar mi web, estoy feliz de mostrarles esto, aquí les dejo el link”.
O lo mencionan cuatro veces en sus redes sociales y creen que con eso el trabajo está hecho y el dinero debe llegar a sus bancos.
Esas son las personas que creen que tienen ganado el derecho de atención del mundo. Personas que olvidan que tienen que GANARSE ese derecho.
¿A quién le importa la felicidad de tu página web, de tu podcast, de tu programa? A ti nada más.
Hasta que no hagas lo que se requiere para que eso que estás lanzando le importe a los demás, entonces nadie irá verlo.
Bueno, tus amigos y tu mamá, sí.
Pero clientes que te den su dinero, no creo.
Para conseguirlos a ellos tienes que levantar el deseo.
Hacer que tengan ganas de saber más.
PROVOCARLOS.
Y sobre todo, salir de las obviedades.
¿Y sabes qué cosa logra eso? ¿Sabes qué cosa hace que a las personas les importe lo que sea que estás vendiendo?
Contar historias y el storytelling.
Lo pongo separado porque mucha gente cree que es lo mismo, pero no lo es. Y lo vas a entender mejor una vez que te suscribas a este newsletter.
Cada correo será una masterclass (no por largo, de hecho, son correos muy breves) donde te enseñaré a convertir tus historias en joyas estratégicas que hacen sonar tu caja registradora y que tu comunidad te siga.
No que te siga dándote follow y like en Instagram, sino que siga tu movimiento como líder y figura de influencia.
CASO REAL.
Ese es un mensaje de una mujer desconocida.
Lo copié y pegué desde Twitter.
"Nunca me he sentido más avergonzada. Tenía la presentación de mi libro y no ha venido ni el tato. Y eso que he hecho lo posible por publicitarlo y pedir que por lo menos vinieran a hacer bulto, aunque no compraran ni el libro. Pero nada, no ha acudido nadie, me siento defraudada, sola y paso de escribir.Demasiado esfuerzo para tan mal pago. Gracias por nada".
Desde lo humano, quería darle un abrazo.
Desde lo estratégico, yo tampoco habría ido a la presentación de su libro.
Sus redes sociales y su comunicación era ambigua, desordenada y con menos emociones que una estatua. Solo tenía publicaciones repitiendo la invitación de que fueran a la presentación de su libro y nada más.
No había historias contadas.
Tampoco construcción de significado.
Ni siquiera se entendía el por qué de su novela
Y la realidad es esta: nadie te debe nada y no puedes querer tener éxito a costa de dar lástima, pedir favores o apelar a la bondad del mundo.
Tienes que hacer el trabajo, ser estratégico y aprender a contar historias. Porque ellas te ayudarán a que los demás quieran escucharte, quieran seguirte y quieran pagarte. En ese orden.
Ahora, también es cierto que nadie va por Internet diciendo:
"Uy, me muero de ganas por saber la historia de María".
Eso es cierto y es un hecho.
Pero...
Aunque alguien lea tu historia y repita: "esto no me importa, esto no me importa, esto no me importa"...
La historia le va a hacer efecto igual. Y se va a clavar en su memoria como chicle viejo debajo del pupitre. Siempre que la historia esté bien contada, claro que está.
Es así, punto y final.
No lo digo yo.
Es la ley universal y humana.
Es la ciencia.
Es Dios que lo decidió de esa manera.
Estamos biológicamente programados para no resistirnos a las historias y eso es porque... somos humanos queriendo reconocernos en otros humanos. Todo el tiempo.
Así que es cierto...
A nadie le importa tu historia, antes de que la cuentes.
Pero después de que la cuentes, será inevitable que empieces a importar.
Será inevitable que vean tu corazón. Tu humanidad. Tus valores. Tus creencias. Tu visión. Tu carácter. Tu liderazgo
Y todas esas cosas son las que necesitas que vea tu gente, si quieres que te compren cada vez más y a un precio más alto.
Pero si no me crees, será mejor que sigas publicando en redes siguiendo tus pilares de contenido, dando micro clases de 1 minuto en reels y soltando información de valor por aquí y por allá.
Dale mucha información a la gente.
Mucha.
Muchísima.
Eso seguro los atraerá.
Haz webinar gratis.
Haz que se descarguen tu ebook gratis.
Haz masterclasses gratis.
Seguro 100% de que te funciona.
Pero si cambias de opinión y quieres liderar mejor en tu marca... te recomiendo empezar a recibir las lecciones de storytelling, negocios y marca que envío directo a tu correo.
Aprende a hacer que a tu audiencia le importe lo que vendes y lo que dices usando el poder de tus propias historias.
Al anotarte, estás dándome permiso para que te envíe un correo interdiario y cambie para siempre tu forma de liderar, comunicar y contar historias. Siempre cerraré cada correo vendiendo lo que hago. Primero, porque me importas y segundo, porque de eso va tener un negocio. Si tienes otras creencias al respecto, será mejor que no entres.
Si todavía sigues aquí, quiero hablarte de otro caso real. Un tipo que entendió desde el día uno que A NADIE LE IMPORTA su trabajo.
Arnold Schwarzenegger, incluso siendo una de las mayores y más taquilleras estrellas del cine de Hollywood, ha dicho varias veces que su éxito a ese nivel como actor se debe a lo siguiente.
Atención que aquí está la clave para vender más, posicionarte, ser autoridad, conseguir resultados potentes y hacer historia.
Mientras la mayoría de los actores estrenan una peli, esperan que las empresas la vendan por ellos y van a echarse en el sofá de sus casas o filmar otra nueva película.
Arnold en cambio, sabe que hacer la película es solo el 50% del trabajo y después del estreno, su deber es salir a venderla. Posicionarla. Hacerla taquillera y que rompa todos los récords. Convertirla en algo más grande que su película anterior.
Para eso se sumaba a todas las giras de promoción que hubiera. Daba la mayor cantidad de entrevistas que pudiera. Hacía apariciones y activaciones. Contaba todas las historias que fueran posibles. Ese era el otro 50% de su trabajo y lo que él mismo dice, lo llevó a a cima una y otra vez.
Esta mentalidad es muy poderosa y en mi opinión, es la que deberías instalar en tu negocio. Porque lo que vendes puedes ser excepcional (y más vale que lo sea y no ofrezcas algo mediocre), pero ese solo es el 50% de tu trabajo.
Tu otro 50% es aparecer la cantidad de veces que se requiere en la cancha y contar tantas historias como sea posible. Para que a la gente le importe. Para que las personas quieran pagar por ello. Para que las personas quieran recomendalo. Para hacer historia.
No en términos de Hollywood (aunque si eso es lo que quieres, do it), sino en términos de construir un negocio que ames, que sea una fuente infinita de dinero y de diversión.
Al final, recordar que A NADIE LE IMPORTA no debe ser un motivo que te tire para abajo, sino uno para buscar inspiración y dar lo mejor de ti. Una y otra vez. Como Arnold Schwarzenegger.